Un inmortal que tuvo que salir a las calles para no morir sentado, luego de correr tanto

Por Luis Meran.

#ReportajeDirectoDD

Dice un refrán muy conocido “de la suerte y la muerte nadie se escapa” es la frase que identifica a Miguel Ángel Lantigua un inmortal del deporte que ha tenido que vivir los últimos años de su vida dedicándose a un oficio que jamás pensó desempeñar.

Desde muy joven el atleta de alto rendimiento en su natal provincia Hermanas Mirabal (Salcedo) sintió el deseo de dedicarse a participar en maratones impulsado por varias personas de su entorno que vieron en él las condiciones físicas como atleta y que más adelante los llevaron a triunfar dentro y fuera del país.

Miguel A. Lantigua con algunos recuerdos

Unos de los primeros maratones que corrió fue el de la amargura en su provincia de Salcedo en 1977. Además considera el maratón La Vega – Moca como su baluarte y fue donde logró cogerle más amor al atletismo

 

“El provecho que le saqué para mí fue bueno, porque aunque económicamente no me fue bien, pero el valor de representar mi país en playas extranjera no tiene precio” expresó Miguel Ángel algo melancólico.

 

Pero la suerte no lo acompañó ya que cuando sus condiciones físicas mermaron,  su juventud se había terminado y además sufrió un accidente de tránsito que lo dejó postrado por un tiempo, justo cuando se preparaba para el maratón de San Blas, no pudo participar y  el Estado lo desamparó  sin ningún tipo de ayuda.

Vivienda de Miguel Ángel

Cuando se recuperó del accidente, aunque con lesiones permanentes en su fémur izquierdo, se dedicó a echar día para sobrevivir, hizo un curso de electricidad residencial  en INFOTEP que es lo que lo mantiene vivo al día de hoy ganando su sustento diario y además hace algunos trabajos de albañilería.

Con rostro caído, mirada triste y arrastrando su pie izquierdo Miguel Ángel nos habla de su día a día, “no me puedo enderezar, si trabajo hoy no puedo trabajar mañana, estoy en una condición de salud que no me permite trabajar” 

Primera camiseta utilizada en maratón

 Es muy frecuente ver a Miguel Ángel Lantigua caminar por el barrio aunque con dificultad en sus pasos,  ya agotado y sin esperanza, conversar  con la gente, contar anécdotas de sus años de gloria en los maratones que fueron partes importantes de su juventud.

El maratonista descalzo como lo bautizaron en Boston (EE.UU) tiene 66 años de edad y espera con ansias una pensión que le ofrecieron en el 2005 cuando fue exaltado al Salón de la Fama de la inmortalidad, y es la fecha que no has recibido nada.

En la exaltación junto a otros atletas en 2005